miércoles, 31 de diciembre de 2008

EL LLANTO DE LA LUNA
A Carina…


¿Qué es este impulso de ahogarme con tierra? Besar las dos tumbas y los lugares predilectos, sentirme tan atroz y sin remedio para el sufrimiento. La luna da un salto vertical, la estela fosforescente marca la curva en el espacio y en el mismo momento exploro la incertidumbre de la vida desintegrada.
No puedo encontrarte ni feliz ni desdichada, tampoco joven o avejentada, no conozco ni a tus hijos mucho menos tus nietos, solo el calor del sol que alumbra tu ausencia en el día y por la noche después de su esencia como emperador justo y sano. Jamás vi llorar la luna cuando estabas, es más, ni siquiera me fijaba en ella, era un trozo de piedra suspendido en el espacio para volver loco a los poetas.
Hoy la vida me escupió algo tan equilibrado como que mi hija es una flor que no es de nadie, que charla con el viento cuando yo no estoy mimando su tierna cara. ¡Alimento de las flores y sangre de las plantas!, ¡Perfume que vuela sin ser degustado!, valor insípido con a mueca consternada y el sabor…¿Dónde quedó el sabor de mis palabras?...la fuerza, el tesoro, el amor del fantasma memorioso del alma muerta devenida en huesos sin carne debajo del asfalto y las autopistas calcinantes y rugientes siguen vivas a velocidades inhumanas: matándose por llegar rápido, acortar distancias para el bendito proceso del progreso tecnológico.
Sin broncas me distraigo a la vera del final de los cuerpos que destilan las caricias de las rocas que son indiferentes al llanto de la luna que susurra en lo profundo de los monstruos crispados en lo oscuro del mar.
Mañana cuando el amanecer despierte a los pájaros y ellos con su música celestina toquen la profundidad jocosa de la locura de mi espíritu te imaginaré creciendo intangible dentro de mi mente observándote en cada detalle de mis días, en aquellos días cuando la felicidad me cubría con su manjar de alegría y me cerraba las puertas para ver las cosas como son: perecederas: la materia tiene algo de ilusión y la flecha viaja como rayo en años luz a la deriva del sinfín. Y el amor viaja en las posesiones de la sangre…

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