domingo, 19 de octubre de 2008

Hay veces que la espontaneidad
me cuesta en oraciones habladas,
será por tristeza, pudor
inhibirme sintiéndome inferior.
Nada de eso, ésta palabra
cuesta y al sol no crece,
es como el gato elegante
en el tejado, si sus ojos
brillan tanto será que esconde algo.
¡A la luz de la luna dos perlas,
dos gases flotan en la penumbra!
Tengo años estudiando éste
fenómeno, lo conozco más que nadie
el factor es exceso de emoción,
tarareo un tartamudeo
cuando la mente va muy rápido
y hay días que despierto aletargado
magullado como un pájaro mudo.
¡Mi espíritu cuando aprenderá
a resistir la sorna del cielo!

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