miércoles, 21 de enero de 2009

¿Dónde estamos?
¿Estamos siendo nosotros?
¿Todos somos uno?
Quiero que vengas
y cruces la puerta
con las inquietas
pupilas
rodando
y muriéndose.
Pero aquel hecho
de morir
no es raro
ni malo
ni un claustro
enfurecido
que quiebra el cielo.
¿Ya pasamos?
¿Conocimos las formulas?
¿Las tablas mágicas?
A donde quedaron
desvaneciéndose
en la aurora boreal
aquellas palabras
niñas
suaves
dispersas
enojadas
fuertes.
Pero no importa
el amor
callado
fichado
rubricado
incandescente
dibuja círculos
centrípetos
donde
olvidé
mi nombre.
¿Llegamos?
Veo el sol
poniente
desfallecer
en alguna hora
que se me olvidó
y no se leer,
es que todo
se olvida
tan veloz
tan muerto
tan rápido
como ensoñado
en dos manos
desiguales
que se toman
y transpiran
los guiños
ultramarinos
de sal y calcio.
Bueno,
ya dije
a donde vamos
es una especie
de lugar
donde todos
somos brujos
y tenemos un sueño
o varios
donde el juego
es difícil
granulado
disperso
heterogéneo,
muchos lugares
muchas cantatas
golpeando
el cuerpo
de cuero
que suena
tan bien
llora
perfecto
con la risa
del río
que perece
quieto
pero fluye.
¡Ah!...
Cuantas palabras
vociferadas
en catarsis
animales
que queman
con humo
poderoso
el silencio
de la intuición
bajo la noche
abundante
ciclópea
mimetizada
en algo parecido
al alma
pero más grande
pero más negro
y hondo
un traga luz
un almacén
un amanecer
un dedo
una señal
un punto cardinal
cualquiera
una vida
central
el sinsentido
la salida
del espectro
amarillo
un ojo eterno.

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