miércoles, 9 de septiembre de 2009

Divaga el corazón rojo
en nubes sedosas bajo la noche,
tratando de pensar el amor,
una sensación instintiva
que abarque lo inexplicable.
Alegría en las nubes
pintan verdaderos colores
a mis ojos que observan
el largo día sin cuenta
que tus manos acarician
en la soledad
que ofrece el mundo
de antemano.
Me multiplico,
recuerdo todo
aquello que me susurró
el sol antes de nacer
y olvidarlo todo.
Tus manos
alivian el dolor de mi cuerpo
y el tiempo con su medida
no sabe contar y dominar
las sensaciones naturales
que no siguen su ley
de experiencia.
Porque la sensación natural
es el amor que no me parece
una palabra gastada
porque ni siquiera
es una palabra.
El espíritu se expande
y se encuentra
en cada rincón de la tierra
como la inocencia
de un perro.
Las flores vuelven
a nacer violetas
en nuestro espíritu
que es la primavera.
Ya conocen el funcionamiento.
Ya vimos todo
pero no lo contamos
y con inocencia
escuchamos el silencio
que habla de la forma
de cómo desintegrarse
para vivir en dos cuerpos
que son la belleza
de la esencia
del sol viejo.
Yo te vi
cuando el sol era joven
y nuestras ramas
eran brazos
entrecruzados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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