domingo, 15 de noviembre de 2009

Vacío harto
de parloteo,
mi desconcentración
se acomoda
a la viva
esfera
social,
no puedo
dejar de ver
que la vida
aburre
y las personas
convierten
más tedioso
el viaje,
con su banquete
y la poción bebida.
Hay flores
de repudio
que arrancan
suaves caricias
cuando pienso
viajar a las estrellas,
por ahí
alguna vez
se trate
de viajar
a cualquier
camino
sin fin.
Es que pasan
por la ciudad
albores
de personalidad
que desconciertan
para terminar
siempre
en el mismo
poema.
Desvelado
en paranoias
comprendo
el terror
que vive
siempre
cuando
pienso
en escapar
para que jamás
observen
en mi cara
nada
que soy,
el eterno
grabado
y hundido
posarse
a los actos
que construyen
mi personal
respiro
de agonía.