viernes, 17 de octubre de 2008

Amo los artistas que gritan
un sueño amorfo.
Amo los secretos que esconden
cuando no quieren ser normales.
Las rarezas mancomunadas
los cantos floridos de la juventud
como estampa que regalas.
Amo el tronar de la estampida
que se oye en el circo de la vida,
como bueyes en sus lomos
toda la sabiduría pesa,
y tu mero histrión
acaparas la audiencia.
¡Como si yo no supiera
a qué juega el artista!
Como si no conociera el amor
a la tragedia.
Soledad austera
soliloquio bacanal
que se convulsiona
en la obra acabada en fin.
Amor, tienes que saber
que el imperio tambien esta
en la cultura, en tu orgullo
desanimalizado;
descendencias, ascendencias,
sangre azul, romana
¿De poetas genéticos
viajando obsequiando dones?
Amo los artistas que saben
callar su locura y la sombra
los redime como diamantes
bajo montañas impenetrables
de duras rocas minerales.
Porque abren nuevos caminos
en galerías espirituales
como mineros que se hunden
en un mundo de carbón
que va a arder cuando él
muera y trascienda.
Los loquitos pasan, admiran,
critican...y el poeta
cobija a los hombres
como a sus hijos.
Y el artista que amo
sueña sueños amorfos
sin pensar en su grandeza
ni el reconocimiento
de la gente.

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